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Vamos a hablar de una verdad incómoda que casi nadie quiere reconocer.
Nos han hecho creer que una empresa con muchos «likes» y comentarios en LinkedIn es una empresa con éxito, clientes constantes y ventas aseguradas. Pero eso no siempre es cierto.
En realidad, hay algo más importante que el engagement: el impacto real en las personas correctas. En este artículo te explico por qué perseguir la viralidad puede alejarte de tus objetivos, cómo distinguir entre contenido que conecta y contenido que convierte, y qué tipo de estrategia te ayuda a construir una marca coherente, auténtica, rentable y sostenible en LinkedIn.
El engagement no siempre es señal de éxito
Existe la creencia silenciosa de que una empresa o profesional en LinkedIn con mucho engagement (o lo que es lo mismo, muchos likes, comentarios y compartidos) es sinónimo de negocio exitoso y rentable.
Pero… ¿de verdad muchos likes = negocio rentable?
Spoiler: no.
Los datos visibles no siempre reflejan lo que ocurre detrás de las cámaras.
¿Qué tipo de contenido genera más impacto?
Existen distintos tipos de contenido:
Y generalmente, son las publicaciones más emocionales o personales las que generan más interacciones. Pero eso no significa que sean las que más valor aportan ni las que más ventas generan.
Muchas de esas publicaciones conectan por su humanidad, por su tono íntimo, por contar algo que remueve. Y está bien.
Pero no confundas conexión emocional con estrategia de posicionamiento o captación real.
La trampa del engagement: visibilidad ≠ conversión
La mayoría de publicaciones comerciales, las que explican los servicios y beneficios de la empresa, suelen ser las que menos «me gusta» reciben.
¿Por qué?
Porque no todo el mundo está preparado para escuchar ese tipo de mensaje.
Porque no todo el mundo está en el mismo nivel de conciencia o necesidad.
Y porque vender (bien) no siempre es lo más “likeable”.
Si hoy alguien está en fase de duda, reflexión o búsqueda activa de soluciones, es probable que tu contenido comercial resuene. Pero si está en modo “no necesito nada”, pasará de largo.
Y esto es lo correcto y debe formar parte de una estrategia clara de captación. Porque solo necesitas llegar a quien sí puede —y quiere— trabajar contigo. El resto es ruido. Y de eso, vamos servidos.
Te cuento algo personal
Una de las publicaciones que más retorno ha tenido para mí está muy lejos de ser viral. Solo tuvo 5 likes.
Pero la leyó la persona adecuada. Una persona silenciosa, que no comentó, que no reaccionó… pero que me escribió. Y se convirtió en mi mejor cliente.
La marca no es algo que debas comunicar con luces de neón. El propósito de la marca debe ser guiar a los clientes adecuados hacia un objetivo concreto que tú hayas fijado.
Construir marca no es perseguir números
Es trabajar con coherencia y visión. Es sostener un mensaje claro. Es saber que las personas que te leen desde la galería también cuentan.
No es un post viral. Es la consistencia.
Es compartir desde tu experiencia y estrategia, no desde el algoritmo.
La marca no se construye para la galería. Se construye para generar confianza.
Y la confianza no se mide en likes, se mide en conversaciones, en mensajes privados, en oportunidades reales, en decisiones estratégicas.
¿Y entonces, qué tipo de contenido deberías crear?
Cada empresa, negocio o emprendimiento es único. Pero lo ideal es crear un plan equilibrado, con intención estratégica, que:
Para desarrollar una marca real, con carácter propio. Una marca que construya relaciones, no solo reacciones.
Eso es construir una marca sostenible, auténtica y rentable.
La viralidad no necesariamente vende. Las marcas con estrategia bien definida sí.
Si quieres que tu marca empiece a atraer desde la coherencia y no desde la apariencia, empieza por revisar si el tipo de contenido que publicas está alineado con los pilares que sostienen tu negocio: objetivos, valores y propósito.
Esa es la base de una marca que no necesita disfraces para vender.
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