¿Estás comunicando desde lo que te distingue o desde “lo que toca decir”?
Tienes una buena estrategia de marketing, un buen producto / servicio y tienes muy claro a qué perfil de clientes debes vender. Y sin embargo, cuando lees lo que publicas, sientes que el mensaje podría ser de cualquier empresa de tu mismo sector. No hay nada especial que te identifique.
¿Alguna vez has sentido esto sobre la marca de tu negocio o sobre alguna otra marca?
Te confieso que a mí me pasó. Y en ese momento, algo dentro de mí se removió porque me di cuenta de que, en el deseo de que mi mensaje sonara perfecto, había dejado de hablar yo.
Mi experiencia en marca personal
A lo largo de estos años he trabajado con distintas marcas, de distintos tamaños. Y he comprobado que hay una escena que se repite a menudo:
- Equipos comprometidos.
- Un buen producto.
- Pero una comunicación que no termina de encajar. Que no conecta.
Publican. Hacen presentaciones. Rediseñan su web. Prueban nuevas herramientas.
Y sin embargo, el mensaje se queda a medio camino.
¿Por qué sucede esto?
Uno de los motivos habituales es que la comunicación suena demasiado perfecta, demasiado bonita. Suena a “lo que tengo que decir” y “cómo se debe decir”. Pero no suena natural.
Se apoya en fórmulas, frases hechas, palabras que no dicen nada porque se han utilizado demasiado.
Frases como…
- “Acompañamos a empresas en sus procesos de transformación.”
- “Llevamos tu negocio al siguiente nivel.”
- “Tenemos un equipo multidisciplinar.”
- “En la era actual de la IA…”
¿Te suenan? ¿Tal vez incluso las has usado?
No pasa nada. Yo también.
El problema no es el mensaje. Es su falta de alma, de personalidad.
Estas frases no están mal, simplemente han perdido fuerza. Ya no dicen nada. No hay contexto. No hay emoción. No hay diferenciación.
Solo generan más ruido. Y tu audiencia no busca ruido. El algoritmo tampoco.
Lo que hoy posiciona (y conecta)
Durante años creímos que para posicionar había que publicar mucho. Y así, la creación de contenido se volvió una carrera de fondo con gran desgaste.
De hecho, una de las frases que más he escuchado en todos estos años es “no tengo tiempo para crear contenido”. Tal vez incluso tú lo hayas pensado…
Pero hoy el entorno ha cambiado. Ya no es cuestión de cantidad, sino de calidad.
Lo que posiciona —y lo que conecta— es contenido:
- Que no suene a plantilla.
- Que no parece copiado de una IA.
- Que refleja experiencia y vivencia personal.
Si tu audiencia lo valora, el algoritmo también.
“No se trata de hablar más alto, sino de que te escuchen aunque susurres.”
Publicar sin dirección desgasta. A ti y a las plataformas ya de por sí saturadas.
El origen de tu mensaje es el origen de tu marca
Lo que la experiencia me ha demostrado es que el punto de partida no son las características del producto ni el contexto, ni el copy. Es la razón por la que nació ese negocio, esa marca, ese proyecto.
Porque si una marca no sabe quién es, para quién existe, o qué aporta de verdad… Es muy difícil que lo exprese con claridad.
Por eso el trabajo no empieza escribiendo.
Empieza haciéndote preguntas incómodas. Viendo con honestidad por qué haces lo que haces. Y desde ahí, aparece el mensaje que importa.
¿Y qué pasa cuando comunicas desde la razón de ser del negocio?
Cuando hablas desde tu origen:
- Te escuchan.
- Te preguntan.
- Te recuerdan.
Y se abren conversaciones reales.
Sin forzar. Sin perseguir. A tu ritmo.
Porque es muy distinto comunicar desde lo que crees que deberías decir a comunicar desde lo que eres.
Una última pregunta (para ti)
Te dejo con esta reflexión. Solo para ti, y solo para compartirla si te apetece:
¿Estás comunicando desde lo que eres o desde lo que crees que deberías decir?
Si algo de esto te suena, quizá ha llegado el momento de mirar hacia dentro antes de volver a publicar hacia fuera.
Y si quieres hablar conmigo, aquí estoy.